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Empresarios chihuahuenses y despensas solidarias

Mtro. Luis Eduardo Ibáñez Hernández

Viernes 17 de septiembre 2021 | El Heraldo

En la pandemia actual, la FECHAC, vía Cáritas, apoya la entrega de despensas a las familias necesitadas. Esto no es algo nuevo, los empresarios chihuahuenses, desde hace décadas, han creado proyectos de alimentación popular, subsidiaria y temporal.

Los años 20, 30

En el archivo de los Caballeros de Colón, leemos algunas actividades que esta élite católica llevó a cabo para atender el problema de la alimentación de los necesitados en Chihuahua. La Comisión de Auxilio y Vida, hacia 1926, se encargaba de procurar apoyos para maestros que fueron despedidos en aquellos años de posrevolución. También conocemos de la formación de una cooperativa para obreros que reunió 800 pesos entre los socios de la Orden.

El Heraldo en los años 30, deja ver que las viviendas populares adolecían de agua potable, de electricidad o de refrigeradores. En los veranos, con las altas temperaturas, los alimentos se descomponían y, entonces, se presentaban amplios cuadros de infección intestinal. Debido a la carencia de alimentos, los niños iban a la escuela en ayunas y no aprovechaban bien las clases.

Así, a principios de esa década, el Dr. Raúl Torres Ondovilla, socio del Rotario Chihuahua y miembro del Consejo General de Salud del Estado, inició el programa gratuito de desayunos escolares para escuelas públicas. Esta práctica se habría de extender a varios planteles y, luego, fue fortalecido por la alcaldía mediante la creación de la Asociación Municipal de Asistencia Social (AMAS). Este órgano antecedería al ICHES y a la FECHAC por su origen e impacto.

“Mal y vendiendo”: los años 40

Con la nueva ola de desarrollo económico que trajo la segunda guerra mundial, Chihuahua y todo México se enfocó a la exportación de materias primas. La carne, el algodón y la madera chihuahuenses, reportaban importantes ingresos para el campo. Sin embargo, las ciudades no tenían el suministro de alimentos necesario. Un desequilibrio de mercados internos y externos provocó escasez y carestía. El Heraldo de Chihuahua nos provee de datos de aquel tiempo.

En 1943, “Nayo” Revilla, en su calidad de presidente de la Cámara de Comercio, publicó en El Heraldo un desplegado dirigido al gobernador Alfredo Chávez, donde le informa de la creación de un Consorcio de Mayoristas que, junto con representantes obreros y funcionarios estatales, se abocaría a paliar el problema de las subsistencias alimenticias y a abaratar el costo de la canasta básica.

Algunos de los comerciantes que participaron en aquel Consorcio solidario de 1943, fueron: Manuel Rivero Mier, Ricardo Wisbrun, Manuel Alzaga, Ignacio Uslé, Leopoldo Mares e Hijos, José Díaz, Manuel Mendoza Jr., Victoriano Lamadrid y Humberto P. Miramontes. También otras firmas; Mercantil del Norte, Casa Gill, Abarrotera Ferretera Mexicana y el Centro Mercantil. El suministro a precios bajos fue un aporte clave de los comerciantes.

Ramiro Uranga Gill, presidente del Instituto Chihuahuense de Estudios Sociales
Lázaro Villarreal Guevara, Secretario de la Asociación Municipal de Asistencia Social

Los años 50 y 60:

Volvemos al archivo de los Caballeros de Colón, en tiempos de Bonifacio Martínez del Val. Al inicio de los 50, la Asociación Municipal de Asistencia Social contaba en su consejo con los empresarios Lázaro Villarreal Guevara y Benito Fernández Campos, secretario y tesorero, respectivamente. Publican el Reglamento de los comedores escolares y animan a la sociedad a cooperar. También discuten acerca de otras tareas altruistas que asumía la AMAS en esa época. Pero, hacia 1961, López Mateos fundaría la CONASUPO, el INPI y los desayunos escolares federales. La AMAS, por tanto, concluiría sus labores luego de 25 años de servicio.

Otras iniciativas surgieron con la devaluación de 1954, que provocó nuevas crisis de alimentos. Adolfo Ruiz Cortines propuso un esquema fiscal que fue aprovechado por grandes empresas para operar como almacenes de básicos, a fin de que los trabajadores se abastecieran a precio de mayoreo. Fábricas como Celulosa, Cementos e Industrias de Chihuahua; y comercios como Mueblerías Villarreal son las primeros en ofrecer subsistencias, sin réditos, a los empleados.

En 1963, en el marco de la cooperación con organismos estadunidenses (Compañeros de las Américas y Fundación Rockefeller, por ejemplo), Fernando Rubio Domínguez y un grupo de empresarios, se encargaron de importar alimentos gratuitos desde Estados Unidos y formar, junto con el obispo Luis Mena Arroyo, las “Bodegas de los Pobres”, o almacenes de alimentos a granel para distribuir a los menesterosos. Era una intermediación voluntaria y sin ganancias.

Las Despensas Chihuahuenses A. C.

El 22 de junio de 1962, Felipe Lugo y Juan José Royo, asientan la escritura de las Despensas Chihuahuenses, A.C., una empresa innovadora que disponía paquetes de alimentos básicos a precio de mayoreo para los trabajadores chihuahuenses. Abel Beltrán del Río, Rodolfo Cruz Miramontes y Ramiro Uranga Gill (presidentes del ICHES), condujeron y heredaron este proyecto de responsabilidad social por varias décadas. Prácticamente todas las empresas de esa época apoyaron el suministro de víveres para sus trabajadores, sin comisión de por medio.

Los empresarios fundadores fueron: Raúl Rivas Mina, del Banco Capitalizador de Chihuahua; el Ing. Vicente Arreola Cepeda, de Bosques de Chihuahua; Salvador Beltrán del Río Lozano, de Camiones de Chihuahua; Francisco Alejandro Fernández R., de Cervecería Cruz Blanca; Francisco Baeza Gil de Electro Gas; Leandro E. Luján, de Empacadora de Chihuahua; Abel Beltrán del Río Lozano, del Instituto Chihuahuense de Estudios Sociales; Fernando Rubio Domínguez, de Gas Comercial de Chihuahua; Carlos Rubio Domínguez, de Servicio Reno; Guillermo Pérez Ruiz, de Refacciones y Servicios para Gas; Salvador Creel Sisniega, de Financiera y Fiduciaria; José de Jesús Pérez Cano, de Industrializadora del Cerdo; Alberto Romanos, de Papelera de Chihuahua y Ramiro G. Uranga Fernández, de Carta Blanca.

Despensas Chihuahuenses A. C., funcionaron por 25 años hasta que, en palabras de Leopoldo Mares Delgado, las grandes cadenas comerciales se lanzaron a vender al gran mayoreo y, por ello, ya no fue necesario su servicio solidario de intermediación. Hoy en día empresarios como Teresa Castillo y Sergio Carrillo (a modo de ejemplo), sostienen comedores populares bajo este mismo espíritu de solidaridad.

Fotos:

1. Cortesía | Ramiro Uranga Thomas

2. Cortesía | Fototeca INAH Chihuahua

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