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El Centro Cultural Chihuahua

Mtro. Luis Eduardo Ibáñez Hernández

Exposiciones y ediciones

En el Centro también había clases de música y en épocas de fiesta se representaba Don Juan Tenorio, se levantaban altares de muertos y en diciembre se llevaban a escena pastorelas. Igualmente se desplegaban exposiciones pictóricas y de antropología cultural chihuahuense. En 1981, una muestra de aquellos productos artísticos fue el magnífico texto: Paquimé. La cultura de Casas Grandes, que contribuyó a expandir el espacio a ediciones culturales de calidad. Las exhibiciones de este original arte plástico han trascendido al tiempo y al espacio.

Entre otros legados importantes del Centro Cultural Chihuahua se recuerda la integración de artistas chihuahuenses que vivían en la ciudad de México o en el extranjero. Escritores como José Vicente Anaya, Víctor Hugo Rascón Banda, Ignacio Solares, Joaquín Armando Chacón, Carlos Montemayor y Jesús Gardea, conformaron un grupo que contribuyó a enriquecer los circuitos culturales. A partir de entonces se habló con mayor fuerza de la existencia de una literatura chihuahuense.

Asambleas y recepciones.

Sebastián, Águeda Lozano y Benjamín Domínguez, fueron algunos de los autores plásticos que también se vincularon de nuevo y más de cerca con Chihuahua. A través de asambleas de escritores y de artistas, promovidas por Mario Arras, este movimiento de congresos culturales, fue luego retomado por el Instituto Chihuahuense de la Cultura, agencia creada principios de los años 90 por el gobernador Fernando Baeza Meléndez.

Los eventos diplomáticos y políticos también tuvieron su lugar en los elegantes espacios de la casona. Fue el caso de Crispin Tickel y Peter Denison, embajador y secretario comercial de la Embajada de Inglaterra en México, respectivamente, ambos de visita en Chihuahua con una agenda de negocios. Por otro lado, el Centro fue escenario de la reunión de empresarios con el presidente Miguel de la Madrid, en aquellos años complejos para el sector privado.

Relevo y referencia.

Mario Arras opinaba que el Centro Cultural Chihuahua había recibido el legado de la Asociación de Conciertos de la Comunidad de Chihuahua que ya no existía en los años 70, en gran medida por la ausencia de sus líderes, las entusiastas señoras Elías, Shelton y Falomir. Su trabajo altruista había prohijado eventos culturales durante varias décadas, a través del sistema de carnets colocados previamente en las empresas chihuahuenses, como el Banco Comercial, las cuales, a su vez, distribuían boletos entre sus empleados, sin vender entradas en taquilla.

Lamentablemente, con la incautación bancaria, perpetrada en 1982, el Centro Cultural fue paulatinamente perdiendo sus bríos iniciales, aunque supo mantener la calidad de sus programas y entregar a tiempo la estafeta a otros proyectos privados y públicos, prácticamente hasta el año 2000, fecha en que el inmueble dio lugar a la cultura gastronómica, referente local, nacional y de otras latitudes del planeta. Otro motivo de identidad y deleite para propios y extraños.

Fuentes

 

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Capítulo III