Con la implementación de la Ley General de Instituciones de Crédito de 1897, se da la posibilidad de la creación de los bancos refaccionarios. El objetivo principal de estas instituciones de crédito eran otorgar préstamos en efectivo y no mayores a tres años, para el desarrollo de actividades productivas. Los apoyos debían ser dedicados al pago de salarios, compra de equipo, materias primas, maquinaría o gastos administrativos. A diferencia de otros tipos de bancos, el Banco Refaccionario no tenía facultades para emitir papel moneda. En el año de 1902, la Secretaría de Hacienda otorgó a Enrique C. Creel la licencia para crear el banco con una inversión total de 200,000 pesos. Durante su existencia se emitieron bonos de diferentes denominaciones que iban de los 100 hasta los 1,000 pesos.

Abajo se observan un bono y acción del banco Refaccionario. El bono es uno de los mil que se emitieron en el año de 1905. Cuenta con la firma de Juan Alberto Creel como consejero del banco y la firma de Guillermo Muñoz como gerente. La acción es una de las 2,000 emitas por valor de 100 pesos, también del año 1905.